27 de febrero de 2012

Los numeros del viaje.

264    Días fuera de Argentina.
209    Días en Nueva Zelanda
55      Días en Asia.
2        Vacunas.
5        Países recorridos.
71      Lugares visitados.
4        Trabajos
3        Meses trabajando en el Packhouse.
1        Auto tuvimos.
9        Aviones.
3        Trenes.
13      Micros
200    Dolares de seguro medico.
1.500 Dolares de pasaje Eze/Auckland.
2.000 Dolares llevados a Nueva Zelanda.
1.000 Dolares de pasajes en Asia.
2.000 Dólares gastados en Asia.
66      Entradas de Blog.

Muchos amigos, anécdotas y un sueño cumplido.

La vuelta a Argentina.

Subir al avión de Aerolineas Argentinas y escuchar al comandante hablar, hizo que me cayera la ficha de lo tan cerca que estaba de mi país. En el avión éramos la mayoría argentinos. Después de tanto tiempo me encontraba en un lugar donde el ingles no era el idioma que predominaba.
El vuelo fue de doce horas y llegue a Ezeiza un martes a la noche, allí estaban esperándome mis viejos y mi madrina. Hacia mucho frió esa noche y en mi casa de Tigre me esperaba mi hermana con unas buenas milanesas que no comía hacia bastante tiempo.
Al principio cuesta volver a acostumbrarse a nuestro país, venir de Nueva Zelanda hace que lo haya notado muy feo y abandonado, pero son las primeras impresiones, con el correr de los días uno se va volviendo a acostumbrar a donde uno vivió toda su vida y aceptarlo como es.
Mi proceso de “adaptación” duro poco. A los dos días ya me encontraba trabajando en mi antigua oficina, tomándome el tren todos los días como si nada hubiera pasado de mi vida en este último año. Todos me trataban de locos, me decían que me tome un tiempo, pero seguro iba a ser peor y me iba a terminar deprimiendo.
Los demás días continuaron con muchas visitas de amigos que hacia mucho tiempo no veía, muchos asados y miles de historias para contar una y otra vez.
Sin duda que haber hecho lo que hice fue lo mejor que me paso en la vida. Estoy muy contento de cómo se dio todo el viaje desde un principio, la forma en que nunca baje los brazos a pesar de cualquier cosa que me haya pasado, estoy seguro que siempre hubo alguien mas conmigo que me daba fuerzas para terminar mi sueño y gracias a Dios fui fuerte y pude seguir adelante hasta cumplirlo.
Hoy me encuentro nuevamente en el living de mi casa, donde un año atrás me estaba poniendo la plata adentro de las medias para emprender este viaje. No sabía muy bien que me esperaba, si me la iba a bancar, si me iba a pasar algo, si volvía a la semana, ni donde iba a vivir. Tenia muchos miedos, muchos me trataban de loco. Pero acá estoy, devuelta en el mismo sillón con las medias listas...

(Volviendo a la rutina en Argentina)

Últimos días en Nueva Zelanda.

Llegue a Nueva Zelanda con alrededor de cincuenta dólares en mi bolsillo, hambre, y  mucho frió!. Lo primero que hice al llegar al aeropuerto fue ir corriendo a un cajero y rezar que estén los doscientos dólares que había pedido que me giren desde Argentina hace un par de días atrás. Gracias a Dios estaban, no eran doscientos lamentablemente, en realidad si lo fueron en un principio, pero con el tema de las comisiones y demás fueron alrededor de ciento cincuenta.
Retire algo de plata y lo primero que compre fue algo de comer, veníamos sin comer nada hace bastantes horas y todavía nos faltaban dos aviones mas para llegar a Auckland. El  Pie casero que comí en el aeropuerto sin dudas fue el que mas disfrute en mi vida.
Al llegar a Auckland y sacar las alpargatas que guardaba en el bolso para usarlas en Nueva Zelanda, las encuentro literalmente podridas. En Tailandia, recuerdo haberlas usado por ultima vez hace un mes atrás y no se me ocurrió mejor idea que guardarlas húmedas en una bolsa de nylon en el fondo del bolso. Cuando llego a las frías tierras neocelandesas e intento cambiar las ojotas que me acompañaron durante dos meses en el sudeste asiático por las alpargatas, me encuentro con estas repletas de hongos. No tuve otra opción que tirarlas y seguir en ojotas un par de días más.
En Auckland no tuve otra opción que comprarme unas alpargatas nuevas, sino se me iban a congelar los pies, me iba a enfermar y me iba a terminar saliendo mas cara la joda. Invertí en alpargatas, pague dos noches de hotel y en mi bolsillo solamente me quedaban alrededor de 100 dólares para vivir tres días mas.
Llegamos el 30 de junio a Auckland y el 2 de Julio me despido de Pisko, el se volvía a Argentina dos días antes que yo y por otra aerolínea. Nos saludamos y quedamos en vernos en un par de días en Argentina.
Quede solo en Auckland y también por primera vez en todo el viaje, pero por suerte iba a ser solo por tres dias. Todavía tenia que pasar a buscar mi maleta que había dejado antes de irme a Asia en la casa de Mary, ella vivía en las afueras de Auckland en un pueblo llamado Waiuku. Ya sabía como llegar porque ya había estado allí una vez. Ella y su hermosa familia me invito a pasar las ultimas noches en su casa, a mi me venia como anillo al dedo ya que era muy poca la plata que me quedaba en ese momento.
Me tome el tren de Auckland y Mary me paso a buscar por la estación de Waiuku. Los últimos días en su casa la pase excelente! Me integraron totalmente a su familia, me cocinaron siempre muy rico, me llevaron de sus amigos, los acompañaba a hacer las compras, buscar los chicos al colegio y así pude ver desde muy cerca el estilo de vida totalmente envidiable que tenían estas personas.
Nunca me hicieron pagar nada y hasta llegue al aeropuerto con los 100 dólares que tenía guardados hace un par de días atrás. Con esa plata me comí un buen combo de Mc Donald en el aeropuerto y  compre un par de regalos mas, llegando a Buenos Aires con 25 Dolares Kiwis que aun conservo de recuerdo.
Siempre me voy a acordar de la familia Underwood, y ellos siempre van a ser una de las principales razones por las cuales voy a querer volver a estas tierras. Ellos me abrieron las puertas de su casa sin conocerme, se portaron como nadie se hubiera portado conmigo en Nueva Zelanda. Les debo mucho a esta familia que supe considerarla también mía de lo tan bien que me trataron a pesar del idioma, las culturas y miles de cosas mas.
Si bien pensaba que mi viaje ya estaba terminado y no iba a conocer ningún lugar mas, estaba totalmente equivocado. Uno de los días fuimos con Mary y sus hijos a Whangaparaoa a pasar el día a la casa de una familia amiga de ellos, esta ciudad costera quedaba 100 Km. Al norte de Auckland. Un pueblo muy lindo con una playa totalmente desabitada debido al frió que hacia en ese momento.


(Con Mary en las playas de Whangaparaoa)


Interrogatorio en Christchurch

Llegando a Nueva Zelanda, desde el avión, tuvimos unas de las mejores vistas aéreas, era la isla sur repleta de montañas con sus picos totalmente nevados, impactantes. Hasta ahí todo era color de rosa, las montañas, la vuelta y los amigos chilenos esperándonos, no podía salir todo tan bien, es por eso que la ultima prueba nos estaba esperando en el aeropuerto de Christchurch.
En Bangkok y en toda Asia nos cuidamos comprando los regalos, sabíamos lo rigurosos que eran los Kiwis con las cosas que uno traía de afuera y para no tener ningún problema, evite comprar algo de madera, llevar alimentos, ni nada que haga hacernos pasar un mal momento en el aeropuerto. Pero lamentablemente el mal momento lo tuvimos que atravesar.
Al bajar del avión nos perdimos de los chilenos y la tarjeta de inmigración la llene junto a Pisko, lo único “raro” que yo traía era un set de sushi hecho de madera, pero fui tan inocente que lo declare. Pisko mas jugado todavía, traía café y te de Vietnam que tubo que declarar. Una vez que teníamos las tarjetas completas y nos acercamos a la fila donde a uno le escanean los bolsos, un guardia nos lee primero las tarjetas y nos pregunta que traíamos, le contestamos la verdad. Que solo Te, café, y regalos lo cual fue suficiente para que nos mandaran a hacer otra cola junto a posibles narcotraficantes y terroristas, mas teniendo pasaporte Argentino y viniendo de Malasia!.
Teníamos tres personas delante nuestro, y de a poquito cada vez iba cayendo mas gente al baile. En la cola ya podíamos ver lo que nos esperaba, una habitación en la cual íbamos a ser interrogados y revisados.
Por más que no estábamos trayendo nada raro fue imposible no hacerse la cabeza durante esos quince minutos que aguardamos ser llamados. Pensaba en todo lo que tenia adentro del bolso, y si había algo que aparente ser una bomba o algún ibuprofeno con que me puedan hacer  lió. Así de perseguido estábamos.
Nos llaman y nos asignan un oficial a cada uno, entramos a una sala enorme y me sientan a espaldas de mi aimgo. Ahí empezaron las preguntas y obviamente todas en ingles.
Mientras yo contestaba el oficial iba anotando todo en un cuaderno. Me pregunto acerca de nuestro viaje. Donde estuvimos, con quien viajaba, que hicimos y que íbamos a hacer en Nueva Zelanda, hasta preguntas como si fumaba marihuana y si había probado hongos alucinógenos en Tailandia. No conforme el oficial con mis respuestas abrió mi mochila, saco el Ipod y me dice “Te voy a escanear el Ipod para ver si quedo algún resto de marihuana, si estuviste contacto con marihuana últimamente va a saltar en el escáner” a lo que me vuelve a preguntar “fumaste marihuana?”, le contesto la verdad, que nunca había fumado y se fue a hacer la prueba. Vuelve, y me dice “Negative”. No conforme con la prueba saco mi cámara de fotos y empezó a mirar todas las fotos que tenia. En ese momento trate de recordar que fotos tenía guardada en la memoria pero no eran para preocuparse. Me entrega la cámara, el ipod y me pregunta finalmente “Que traes en bolso?”, parecía que me lo hacia apropósito!, no terminaba mas de romperme las bolas. Le conteste que tenía la ropa que use en el viaje y regalos de Asia, también le pregunte amablemente si quería abrirlo, me respondió que no era necesario, me sello la tarjeta y nos libero a los dos.
A la salida nos encontramos con los Chilenos que viajaban con nosotros y nos preguntaron porque habíamos tardado tanto. Le contamos nuestra hazaña y nos comentaron que ellos mas allá de las cosas que estaban trayendo habían puesto todo que “No” en la tarjeta de inmigración, eludiendo todo tipo de problemas y controles. Asique por demostrar ser buenos terminamos siendo unos buenos boludos.